jueves, 31 de diciembre de 2015

La corrupción siguió asomando la cabeza en 2015

Esta entrega es la última de 2015. Los artículos de 2016 aparecerán en el blog:
marcoagandasegui16.blogospot.com

El juicio contra el ex-presidente Ricardo Martinelli y las investigaciones de sus principales colaboradores acapararon la atención del panameño en 2015. Pero no pasó desapercibido el deterioro de la calidad de vida de quienes viven en las ciudades o en las áreas rurales. De igual manera, las estadísticas arrojan como balance de 2015 una tendencia creciente de la desigualdad social y económica entre los panameños.
Asimismo, los panameños están preocupados por el atraso de  los trabajos en la ampliación del Canal de Panamá. También por el incremento del crimen organizado que se expresa en todos los ámbitos de la vida.
Creó zozobra la criminalización de las protestas sociales y la detención de estudiantes del Instituto Nacional que protestaban acusados de actos de ‘terrorismo’. Gran preocupación genera también la corrupción heredada de gobiernos anteriores que no puede erradicarse ni mitigarse.
Casi 50 juicios se han abierto contra el presidente Ricardo Martinelli, varios de sus ministros y otros funcionarios de su período gubernamental (2009-2014). Durante aquellos 5 años, Martinelli manejó presupuestos nacionales que sumaron cerca de 90 mil millones de dólares. Se calcula que aún están por justificarse la desaparición de unos 5 mil millones de dólares. Martinelli se mudó a Miami, EEUU, a principios de 2015 y no ha regresado al país. La Corte Suprema de Justicia lo declaró en rebeldía y ordenó su detención.
Sectores políticos importantes del país han aplaudido la aplicación de la justicia contra el ex mandatario. Sin embargo, también hay muestras de descontento ya que el actual gobierno ha seguido las mismas pautas de su predecesor. Las políticas económicas durante 2015 sólo favorecieron a los sectores vinculados a la especulación financiera y a la banca. La tasa de crecimiento del producto interno bruto de este año se calcula que será del 5.8 por ciento comparado al año anterior. Sin embargo, el sector financiero se expandió en más del 10 por ciento. Los sectores agrícola y manufacturero crecerán en un 0.5 y 2.0 por ciento, respectivamente.
La desigualdad a nivel macro económico se refleja en la realidad social. El 10 por ciento de la población más rica del país concentra casi el 40 por ciento de la riqueza. El período de Martinelli fue el que más benefició a los poderosos en Panamá. Sin embargo, el actual gobierno no se queda atrás.
En Coclesito una minera de origen sudafricano sigue arrasando con el ambiente y contratando trabajadores extranjeros (un total de 700). En 2015 el gobierno intentó silenciar la huelga de los trabajadores de la Cervecería Nacional (de otra trasnacional sudafricana).
El nuevo régimen político que se re-introdujo en Panamá, después de la invasión militar norteamericana en 1989, colapsó a principios del nuevo milenio. En 2015 muchos colegios y escuelas pasaron el año con estructuras inoperantes. Muchos maestros y profesores se quedaron sin nombramientos. Se calcula que este año la tasa de deserción llegó a un 30 por ciento, cifra record. Todo esto a pesar de que el presupuesto para el sector educación supera holgadamente los mil millones de dólares.
El sector salud aún no cuenta con los implementos necesarios ni los recursos humanos para atender a la población. El gobierno de Martinelli promovió una inversión de 700 millones de dólares para una Ciudad Hospitalaria. El proyecto fue denunciado por sospechas de corrupción. En 2015 el actual gobierno le cambió el nombre – Ciudad de la Salud – y todo siguió igual.
Un área que se creía libre de la corrupción – el Canal de Panamá – en 2015 comenzó a mostrar grietas, tanto en las nuevas esclusas que construye un consorcio extranjero de oscuros antecedentes, como en el manejo administrativo de sus recursos. La mayoría de los sindicatos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) – que cuenta con una planilla de 9 mil trabajadores - está protestando por el desgreño administrativo de la vía interoceánica. Quizás lo más preocupante de la ACP es que en su junta directiva tiene personas que son sospechosas de estar involucradas en actos de corrupción.
A pesar de las sospechas, no pueden ser encausadas por supuestos tecnicismos, tolerados por las autoridades del Ministerio Público. El crimen organizado en el país parece estar conquistando más terreno cada día. El lavado de dinero y el tráfico de ilícitos siguen sin control, a pesar de la construcción de la base militar (aéronaval) en Punta Coco y la decisión de descartar los compromisos de neutralidad del país.

31 de diciembre de 2015.

jueves, 24 de diciembre de 2015

¡Feliz Navidad! No pierdan las esperanzas


La Navidad es una fiesta que celebra el advenimiento de la esperanza. Tiene una raíz religiosa, muy vinculada al cristianismo y la versión bíblica que marca el nacimiento de Jesús en un pesebre en el corazón de Palestina. Según algunas estadísticas, hay más de mil millones de cristianos en el mundo (divididos en sectas e Iglesias). Muchos no creyentes también celebran la Navidad y aprovechan el momento para reunirse en familia para  reflexionar sobre el pasado y el futuro.
Para algunos cristianos la fiesta navideña es la fecha más importante en su calendario religioso. Para otros ocupa un lugar secundario, al lado del Domingo de resurrección. La primera celebra la vida en la tierra y la redención de la humanidad. La segunda nos proporciona la promesa de la vida eterna.
En el libro sagrado de los cristianos -  la Biblia - los Reyes Magos juegan un papel central en la celebración de la Navidad. Le traen regalos de las tierras más lejanas al niño Jesús. Este acto simboliza la solidaridad y el amor entre los pueblos. Esta tradición, sin embargo, es ignorada por los gobiernos que cuentan con poderosos ejércitos que continúan con sus guerras y bombardeos.
La Navidad ha sido parcialmente secuestrada por intereses materiales que aprovechan la fiesta para incrementar sus ganancias pecuniarias. El secuestro crece con el paso de los años. La Navidad se comenzó a celebrar hace relativamente poco – siglo y medio - en los países nórdicos de Europa occidental que se consideraban cristianos protestantes. En los países mediterráneos de Europa, que defendía su fe cristiana católica, las familias festejaban el día de los Reyes Magos (dos semanas después de la Navidad).
En el siglo XXI, la Navidad ha desplazado el día de los Reyes Magos. Más aún, la fiesta que nació en las frías tierras escandinavas y alemanas, se ha extendido a todos los continentes del planeta. La Navidad lo celebra cristianos y no cristianos, repartiendo regalos entre los niños al igual que entre los adultos. Incluso, el pesebre que simboliza el nacimiento del niño Jesús ha sido reemplazado por otros símbolos de la mitología nórdica como el árbol, el trineo y San Nicolás. Queda la estrella, en lo más alto del arbolito navideño, que guía a los Reyes Magos (que ya no aparecen en escena).
La Navidad también es una fiesta popular. La celebración no se limita a las clases pudientes o a las llamadas capas medias consumidoras. La fecha es anhelada por las mayorías que no tienen recursos para celebrar con grandes derroches de regalos o banquetes. Es quizás en estos hogares donde el espíritu de Navidad tiene más significado. La familia se reúne rodeando al niño (o niños) con el amor que representa toda la riqueza que posee. Si hay un juguete para alegrar al niño o un plato especial sobre la mesa la celebración es completa.
En América latina la Navidad – que nos entrega la publicidad dominante - es una fecha que todavía está en transición. En la mayoría de los hogares no hay ‘poder de consumo’ y la fiesta reproduce su sentido original: la esperanza. Esta se traduce en oportunidades para los más pequeños: educación, salud y un futuro empleo decente.
El flagelo de la violencia institucionalizada es sustituido durante la celebración de Navidad, aunque sea por unos pocos días, por la esperanza de la promesa navideña. La violencia cotidiana en la casa sin agua potable, en la calle sin aceras, en el transporte inexistente, en las escuelas colapsadas, en los centros de salud sin medicamentos, es tapada por un velo momentáneo que nos da nuevas fuerzas y esperanzas.
Las fechas bíblicas también nos recuerdan que las tierras que recorrió Jesús durante su vida hoy son escenario de las más cruentas guerras entre las potencias que compiten por el control de los enormes tesoros que contiene su subsuelo. Hace más de dos mil años, cuando Jesús alumbró el humilde pesebre en Belén, su entorno era subyugado por las poderosas legiones romanas. En la actualidad, los niños palestinos son agredidos y encarcelados por los nuevos ocupantes. Las tierras sagradas son pisoteadas por quienes se dicen los cristianos más puros y sus agentes.
Hay casi mil millones de cristianos en el mundo que viven en la pobreza. Junto con los palestinos no pierden la esperanza de un mundo mejor donde todos puedan vivir en paz. ¡Feliz Navidad! 

24 de diciembre de 2015.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Los retos del cambio climático

El acuerdo político entre 195 países reunidos en París en la Conferencia para controlar el cambio climático del planeta se realizó en medio de una guerra que pronto cumplirá 25 años en el Medio Oriente por la apropiación de las reservas de energía fósil más grandes del mundo. La Conferencia terminó al mismo tiempo que en América latina se están devastando los bosques húmedos de la Amazonía, Centro América y Panamá. Los países más poderosos no se comprometieron a retirar sus empresas trasnacionales que saquean literalmente los recursos naturales del mundo.

El país que más daño le hace al ambiente, EEUU, suscribió el pacto que plantea la necesidad de controlar el incremento de la temperatura global en 2 grados Celsius en los próximos 35 años. (La demanda de la mayoría era que la meta fuera de sólo 1.5 grados). Además, EEUU prometió invertir 100 mil millones de dólares en igual período para apoyar las políticas que harían posible el cumplimiento de las metas.
Los científicos que estudian los fenómenos climáticos señalan que para evitar que las temperaturas globales sigan aumentando hay que eliminar del todo el uso de la energía fósil (petróleo) y hay que conservar los bosques en su estado actual. La mayoría de los ambientalistas opinan que el acuerdo alcanzado en París no logrará que las potencias reduzcan su consumo de petróleo ni de madera.
 “Lo que veo es un acuerdo sin plazos, ni objetivos, con aspiraciones vagas y alocadas”, dice George Monbiot, de The Guardian. “Veo mucha adulación, mucha vanidad y muy poco de la verdadera sustancia necesaria para evitar la crisis climática”. La poderosa agencia Greenpeace - rebosante de optimismo - señala que las empresas trasnacionales “han recibido el mensaje de que este es el final de la era de las energías fósiles”. Su vocero dijo que “los inversores tienen que empezar a sacar el dinero del carbón, el petróleo y el gas”. Predijo que “en los países petroleros va a cundir el pánico”. Greenpeace acusó a las compañías energéticas – petroleras - de intentar manipular el debate público patrocinando investigaciones científicas no rigurosas y pagando (sobornando) a académicos en EEUU y Europa”.
Marcelo Colussi recomendó hace varios años como debería proceder un acuerdo internacional para poner fin a los abusos contra la naturaleza. Señaló cinco puntos que los gobiernos – especialmente los de la región latinoamericana – deberían prestar especial atención:
1)  Eliminar las tecnologías inaceptables, como los sistemas para la detección, la monitorización cibernética y el automatismo. La detección vía satélite es básica para comunicación, posicionamiento por GPS pero también tiene fines políticos y represivos. Los buques-factorías y sistemas para la detección de bancos de peces. El control de los bosques mediante tecnología satelital (GFRA).
2) Tecnologías correctas en sí mismas, pero que precisan moratoria por motivos sociales. En esa lógica encontramos la revolución industrial cibernética. Su magnitud se refleja en las jubilaciones anticipadas y despidos. Una fábrica de automóviles que empleaba a 20,000 obreros, se convierte en una planta robotizada con sólo 300 trabajadores. La lógica indica que hay personal "sobrante" (pero ¿puede sobrar algún ser humano?).
3)   Tecnologías que no siendo prioritarias deben someterse a moratoria antes de haber logrado desarrollarse las primeras. La industria aeroespacial en su totalidad representa nuevos impactos sobre la biosfera por la extracción de los minerales escasos necesarios para las construcciones y las naves espaciales, guerras por intermediación para el control de la minería de materiales estratégicos y consumo de combustible. Lo irracional de la aventura espacial es obvio cuando se reservan plazas para viajes de placer u hoteles espaciales.
4)   Tecnologías que ya están suficientemente desarrolladas y no necesitan más investigación. La tecnología automotriz actual se sigue desarrollando sólo por el afán de ventas, siendo que ya no sería necesario su avance. Por el contrario, su reconversión hacia otro tipo de vehículos, no contaminantes y de uso masivo, eliminando el agresivo, en términos ecológicos, automóvil unipersonal o familiar.
5)  Hay tecnologías intrínsecamente negativas. Las biotecnologías que ponen en peligro a la biosfera. Igualmente, las tecnologías bélicas que perfeccionan las guerras, la destrucción de los ‘enemigos’, que incluye civiles.
La ministra de Ambiente panameña, Mirei Endara, sorprendió a todos cuando declaró que “el acuerdo no es tan fuerte como algunos países hubiéramos querido, pero es un gran avance y nos da los instrumentos necesarios para avanzar en el tema de los bosques, que es prioritario”.

17 de diciembre de 2015.

jueves, 10 de diciembre de 2015

“El golpe de timón” chavista



   
La Revolución bolivariana de Hugo Chávez experimentó una derrota electoral contundente en los recientes comicios celebrados en Venezuela. Lo primero que tiene que hacer la dirección revolucionaria es explicarle al país y a su militancia partidista la causa de la debacle. Una vez analizado el problema tiene que realizar los correctivos y avanzar hacia las metas con más energía y determinación. 
Los resultados de las elecciones parlamentarias apuntan más hacia una derrota de las fuerzas chavistas que a un triunfo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que aglutina 28 partidos pequeños y desorganizados. Los errores estratégicos del gobierno venezolano en los últimos años desmovilizaron al pueblo bolivariano y socavó su compromiso con las urnas. Algunos dirán que la intervención directa del poderoso brazo político y económico de EEUU contribuyó en forma significativa. La campaña de desestabilización de la oligarquía venezolana se sumó a los esfuerzos de Washington.
EEUU quiere conservar intacto su control sobre las reservas petroleras más importantes del planeta que están precisamente en Venezuela. Los Cisneros y sus aliados temen perder su dominio sobre la red financiera y comercial que les permite dominar la economía del país bolivariano. A pesar de las derrotas electorales sufridas desde 1998, en esta ocasión la unidad de la oposición ganó la contienda.
La coalición de la MUD puede obtener 110 curules, que le daría una amplia mayoría de casi dos tercios. Mientras tanto, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fundado por Chávez ocuparía 55 curules de los 167 escaños de la Asamblea Nacional. Según el periodista Dick Emmanuelson, la nueva Asamblea, una vez instalada, puede tomar control de los poderes públicos. “Tiene la potestad de convocar una Asamblea Constituyente, reformar la Constitución, aprobar Leyes Orgánicas, nombrar y remover magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral”. Emmanuelson pronostica que “lo primero que va a hacer (la oposición) es juntar firmas para pedir la revocatoria del mandato del presidente Maduro”. Tendría que recoger firmas del veinte por ciento de los electores inscritos para convocar a un referéndum.
Según el sociólogo Juan Agulló y Rafael Rico, hay seis claves que ayudan a entender los resultados electorales en Venezuela. La primera fue tomar posesión de la “renta petrolera” que enemistó a EEUU. Segundo, no romper con la dependencia petrolera. Tercero, sucumbió ante la campaña de desestabilización económica. Cuarto, no logró institucionalizar los programas sociales. Quinto, le permitió a una derecha radical tomarse las fuerzas de oposición. Sexto, no diseñó políticas claras y precisas.
Si la oposición encabezada por EEUU y la oligarquía, y con un movimiento político disperso, identifica un gobierno debilitado o inseguro no dudará en utilizar su triunfo electoral para pretender arrasar con la Revolución chavista. Para ello cuenta con recursos financieros sin límites. Todo indica que la Casa Blanca apoya al ex -candidato a la presidencia, Enrique Capriles Radonski, quien está midiendo su tiempo y espera las elecciones presidenciales de 2019. Los grupos más extremistas, como los representados por Leopoldo López, tienen el apoyo de sectores importantes de la oligarquía venezolana que apuestan a una salida violenta. No hay que descartar el magnicidio como una carta en el arsenal de estos grupos.
El petróleo ha sido la fuente de ingresos fiscales desde que el dictador Juan Vicente Gómez presidía Venezuela y fue descubierto el primer pozo a principios de la década de 1920. En 25 años, 1923 – 1948,  surgió una oligarquía asociada al oro negro que logró amasar una de las fortunas más grandes de América latina. A mediados de la década de 1950 un movimiento encabezado por las clases medias urbanas – social demócratas y social cristinos – se apoderaron del gobierno y pusieron la riqueza petrolera al servicio de ese sector. La corrupción y abusos, sin embargo, llegaron a tal extremo que se produjo el ‘caracazo’ en 1989.
El pueblo frustrado y movilizado apoyó la propuesta del coronel Hugo Chávez quien llegó al poder en 1999 e inició un proceso de redistribución de la riqueza petrolera entre todas las clases sociales, especialmente las más pobres. Antes de morir en 2011 era conciente que el proyecto se estaba agotando y necesitaba ‘un golpe de timón’ para impulsarlo a puerto seguro. Capriles, en cambio, representa un retorno a los gobiernos corruptos que culminaron su período con el ‘caracazo’. López representaría un retorno a los tiempos oligarcas de Juan Vicente Gómez.
10 de diciembre de 2015

viernes, 4 de diciembre de 2015

Los dueños de Panamá




Más abajo reproduzco, con algunos cambios, un artículo reciente del chileno Antonio Soto Canalejo. Todo indica que Panamá y Chile tienen estructuras políticas y realidades sociales calcadas. Soto se refiere a su país andino. En este artículo hablamos de Panamá.
Hace décadas, dice Soto, George Orwell publicó “1984”, novela sobre un régimen político omnipresente, totalitario, que ejerce férreo dominio sobre la cotidianeidad de los individuos. Allí se impone el ocultamiento de las ideas transformadoras del pasado para evitar que alimenten eventuales disidencias en el presente.
La manera de perpetuar un régimen totalitario es falseando la realidad. Porque la disidencia muchas veces se alimenta del pasado para rectificar el presente y mejorar el futuro. Entonces hay que manipular el pasado, hacerlo inexistente si es necesario. Ante la imposibilidad de viajar en el tiempo el régimen cambia la historia. Tiene razón Orwell cuando dice, “quien controla el presente, controla el pasado”.
Podemos parafrasear a Soto al decir que en Panamá estamos cerca del mundo orwelliano. El totalitarismo se ha instalado. No es el gobierno el que impone su voluntad sobre nuestras vidas, sino son unos pocos grupos económicos, los que imponen su voluntad sobre la sociedad, incluso sobre el mismo Gobierno. Ellos controlan rigurosamente nuestro presente y reescriben nuestro pasado. La concentración de la riqueza y de las rentas, en manos de unas cuantas familias ha instalado en el país un poder superior que domina todas las esferas de la vida económica y social y que se proyecta al ámbito político.
Las familias más poderosas de Panamá están en el ranking de las mayores fortunas del mundo. Se convirtieron en los más ricos, primero, gracias a la dictadura y, luego, a la invasión militar norteamericana. No son los únicos que se han beneficiado de las privatizaciones, de un Estado que no regula y de una Constitución ignorada que ha convertido en negocio la salud, la educación y la seguridad social. A las estas pocas familias le siguen otras de menor envergadura.
Estos grupos económicos son los dueños de Panamá: las rentas del Canal, puertos, la minería, bosques, pesca, aguas, industrias, supermercados, servicios públicos, salud, seguridad, educación y bienes raíces urbanas. Esas familias controlan nuestras vidas mediante bajos salarios, contratos precarios, tarjetas de crédito, bajas pensiones, lucro en educación y salud, precios monopólicos en las medicinas.
Pero, además, controlan los medios de comunicación y han comprado los partidos políticos, ampliando su poder a la esfera pública. Con el control de los medios escritos, radios y TV, el pensamiento único defiende, con toda su fuerza, la institucionalidad económico-social que instaló la invasión militar norteamericana. Mediante ellos justifican sus intereses y descalifica, oculta o ataca cualquier reforma del régimen.
Los grupos económicos al controlar el presente, también manipulan el pasado, reconstruyéndolo según su imagen e intereses. Se oponen con virulencia a los cambios impositivos y al cumplimiento del código de trabajo. Rechazan la gratuidad y la igualdad en la educación. No quieren que las aguas sean de y para todos los panameños, sino que sirvan al negocio minero y a las hidroeléctricas. Insisten en la represión del pueblo ngobe-buglé. Sobre la base del control del presente intentan inventar un pasado que les sirva a sus intereses actuales. Aseguran que a Panamá le iba mal antes. Desde la invasión militar norteamericana dicen que la vida cambió para bien. Doblegaron al PRD para que mantuviera las mismas políticas públicas de despojo.
Los vasos comunicantes entre la política y los negocios fueron evidentes durante los primeros años después de la invasión militar norteamericana. En los períodos presidenciales más recientes quedó de manifiesto que los políticos se entregaron a los empresarios. Han financiado sus campañas electorales a cambio de ayudar a los poderosos a ampliar sus negocios. Son los amigos de los presidentes de turno. Comenzaron a admirar a sus represores. Se impuso el síndrome de Estocolmo.
Es cierto que ahora ya nada es sagrado. Pero, se les pasó la mano a los dueños de Panamá. Tampoco se puede seguir jugando con la inocencia de la gente. Como dice la mitología sobre las sabinas, el calendario no anda con prisas. Todavía están nuestros hijos y nietos. El control del presente y la manipulación del pasado, no garantizan a los poderosos el dominio del porvenir.
(Podremos aplicar el análisis presentado en este artículo a cualquier país de la región, sometido al Consenso de Washington).
24 de septiembre de 2015.