jueves, 24 de septiembre de 2015

“Ejemplo de reconciliación para el mundo entero”



Unas notas sobre la Revolución cubana y la visita del papa Francisco a la isla.
Según Washington Uranga la gira tenía tres objetivos: Contribuir a la consolidación de la institucionalidad de la Iglesia católica en Cuba. Contribuir al proceso de desbloqueo económico de la isla por parte de EEUU. Por último, fortalecer las relaciones entre el Vaticano y Cuba.
Por otro lado, Francisco dijo que el proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos es un “ejemplo de reconciliación para el mundo entero”. Me trajo a la memoria palabras similares planteadas en 1977 cuando Panamá y EEUU firmaron los Tratados del Canal (Torrijos-Carter) que significaron el fin de la colonia (Zona del Canal), la evacuación de las bases militares y el traspaso de la vía acuática. Definitivamente, el general Torrijos y el presidente Carter dieron una muestra de 'reconciliación' sin precedente en la región.
Sin embargo, la luna de miel duró poco. Carter perdió las elecciones en 1980 y EEUU comenzó de una vez a socavar las políticas panameñas. Pocos años después Torrijos moría en un misterioso 'accidente', después se imponía un candidato presidencial del gusto del Departamento de Estado y en 1989 EEUU invadió militarmente a Panamá causando pérdidas de miles de vidas inocentes y un 'cambio de régimen'. La reconciliación fue de muy corta vida.
A partir de la invasión EEUU instauró un régimen que respondiera a sus intereses y, sobre todo, débil en materia de políticas nacionales de auto-identidad y en el campo internacional. Han pasado 25 años desde la invasión y EEUU mantiene su control ideológico y político sobre Panamá.
Ha logrado convertir a los gobernantes en capos de partidos pandilleros que se turnan en el gobierno para saquear las arcas fiscales. Ha logrado destruir el sistema educativo y el sistema de seguridad social. El sistema de salud ha colapsado y reorientó la política exterior del país.
De esa experiencia podemos concluir que la 'reconciliación' en política exterior es una respuesta a una coyuntura muy especial enmarcada en procesos de más largo plazo. Panamá cometió el error de pensar que había puesto fin al conflicto. Un país tiene que estar preparado siempre para avanzar sus objetivos como nación: sobre todo la formación y el bienestar de su juventud, de su niñez.
En el caso de Cuba, EEUU quiere destruir, cambiar, la Revolución cubana. Su objetivo es socavar el compromiso de la Revolución con el bienestar de los cubanos, la organización de todos los cubanos, su capacidad de defender su identidad como nación. El 'cambio de régimen' que pregona EEUU para la Revolución cubana significa poner fin a las políticas de bienestar social (introducir los 'ajustes' conocidos), desorganizar a los cubanos, desarticular su capacidad defensiva y, sobre todo, socavar su identidad.
En estos momentos quienes negocian entre La Habana y Washington son la Revolución cubana y el imperialismo de EEUU. Cuba exige el fin del bloqueo de la Revolución cubana. EEUU exige crear nuevas condiciones en Cuba para poner fin a la Revolución cubana: 'cambio de régimen'.
La reconciliación se produciría en el momento en que EEUU acepta convivir con la Revolución cubana, sus conquistas, sus instituciones y su identidad nacional. Cuba ya le ofreció a EEUU la apertura de un sector importante de su mercado. Sin embargo, ha dicho que no negociará otros sectores que forman parte de su política de seguridad nacional. En política exterior, La Habana ha manifestado que continuará apoyando todos los pueblos del mundo, especialmente aquellos que han encontrado un camino alternativo. EEUU, por su lado,  sigue bloqueando la comunicación de la ciudadanía de ambos países, restringiendo los viajes. También mantiene bloqueadas las vías comerciales entre Cuba y terceros países. Hace imposible las transacciones financieras de Cuba en gran parte del mundo.
EEUU tampoco quiere evacuar la base militar que tiene ilegalmente en Guantánamo. Sigue financiando grupos políticos dedicados a 'distraer' al gobierno cubano. El reto verdadero es reconciliar la Revolución cubana y el imperialismo de EEUU. ¿Es posible?
Panamá - en otras circunstancias historicamente muy distintas - todavía sufre las consecuencias de su error estratégico.
Regresando a Francisco, Uranga dice correctamente: El Papa sólo aparenta espontaneidad y nunca improvisa. ¿Será el secreto del papado que ya cumplió más de dos milenios de existencia? Es un buen consejo para las próximas generaciones de dirigentes panameños. La Revolución cubana tiene 55 años de estar aplicando con éxito la estrategia.
24 de septiembre de 2015.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Se fue Dimas Lidio




Dimas Lidio Pitty era un hombre de gran sabiduría, lector empedernido y poeta hasta el más allá.
Supe de él hace 50 años. Para muchos ya era casi un mito. Era un personaje que llenaba los espacios. Los liberales gobernaban a Panamá en el ocaso de su esplendor republicano. Al mismo tiempo, Carlos Iván Zúñiga levantaba su voz contestataria en la Asamblea de Diputados denunciando los atracos de los gobernantes.
Muy de vez en cuando Dimas Lidio llegaba al Café El Boulevard de la avenida Balboa donde una peña se levantaba todas las noches y los bardos y no bardos hacían sus análisis políticos de la coyuntura. Me sumaba a los encuentros para conocer la chispa de un Tristán Solarte y de un Chito Martínez que contextualizaban sus planteamientos con los recuerdos de la Plaza Italia de las capitales del Cono Sur. También aprovechaba para escuchar las sesudas opiniones de un Soler o de un Chuchú, que me parecían estar siempre listos para tomar el siguiente avión con destino a París. Los pintores Zachrisson, Trujillo o Calvit llegaban de tiempo en tiempo. No faltaba el poeta Carlos Wong que vivía en permanente peregrinaje. Los seguros eran los intelectuales Pedro Salazar, Carlos Franco, Franz García de Paredes y Roberto Reichard y sus respectivas compañeras.
Cuando Dimas Lidio aparecía por el ‘Boulevard’ no estaba allí para recibirlo y conocerlo. En 1967 viajé al sur a continuar estudios y en 1968 se produjo el golpe militar que transformó el país que los panameños conocíamos. Cuando regresé en 1970, Dimas Lidio estaba en México. Su militancia revolucionaria lo convirtió en un blanco de los militares que rastreaban toda oposición para aplastarla. Fue un par de años más tarde que por circunstancias fortuitas viaje al Distrito Federal y me reuní con quienes habían resistido a la Guardia Nacional.
En la reunión, que se efectuó en una cafetería de la ‘Zona Rosa’, cerca de Insurgentes, el dirigente máximo del grupo me recibió con ese cariño que repartía generosamente a todo quien se le acercaba. También habían muchas otras caras conocidas, unos deseosos de tener noticias del ‘terruño’, otros algo indiferentes. Entre los desconocidos se destacaba una cara que sin darme cuenta quedamos mirándonos casi frente a frente. Era Dimas Lidio.
En un estilo periodístico, me preguntó “¿cuántos meses le das de vida al régimen militar?” Antes de poder contestar, me lanzó la siguiente “¿qué están haciendo en Panamá para organizarse?” Al principio pensé que eran preguntas retóricas. Después me di cuenta que Dimas Lidio hablaba en serio. En México su mito se agigantó. El poeta y periodista era cotizado en todos los medios intelectuales y académicos. A pesar de ello, cuando se presentó la primera oportunidad regresó a Panamá.
El istmo era su tierra y venía decidido a cambiarlo todo. Su filosofía era sencilla pero contundente: Todo cambia cuando se trabaja y se produce. La Universidad de Panamá le abrió sus puertas y allí se acopló al equipo formado por Pedro Rivera, Pedro Salazar y una gama heterogénea de jóvenes valores.
Casi de un día para otro, levantó vuelo nuevamente y se trasladó a la recién fundada Universidad Autónoma de Chiriquí (UNACHI). No tardó mucho en revolucionar el mundo intelectual de la altiva provincia chiricana con sus iniciativas culturales y políticas.
 ¿Qué tareas nos dejó antes del fatal desenlace? Apenas hace pocas semanas hablamos - él en su retiro de Potrerillos Arriba - de la coyuntura nacional e internacional y de la revista TAREAS. Me habló - al pasar - de su pronta operación a corazón abierto. Su compañera de toda la vida me dio más detalles.
Era el embajador de la República Socialista de Potrerillos en Panamá y en el resto de los países del mundo. Su calidad plenipotenciaria la utilizaba con discreción pero con firmeza. Igualmente, todos sus actos eran extraordinarios, desde su manejo de la pluma, hasta la conversación en el café y sus acciones en la academia o en el campo de la lucha de las ideas. No hay que olvidarse que fue un militante revolucionario, toda la vida. A todos que querían escuchar, les decía que las banderas jamás se guardan ni se abandonan. Los principios no se negocian. Citaba a Victoriano quien decía: La pelea es peleando. Dejó discípulos en Chiriquí, Panamá y México.
Fue lúcido hasta el último suspiro.
¡Hasta siempre, Dimas Lidio!
17 de septiembre de 2015.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Los nuevos (o los mismos viejos) dueños de Panamá



Los clásicos de la economía política (1770-1820) distinguieron bien entre los capitalistas y rentistas. Los capitalistas agregan riqueza a la economía explotando a los trabajadores (obreros). Los rentistas explotan a obreros y a capitalistas, por igual, pero sin agregar nueva riqueza. Los clásicos, sobre todo Ricardo, veían con malos ojos a los rentistas y, en especial, a los terratenientes. Cuando terció Marx en el debate (1850), varias décadas más tarde, capitalista y rentista ya eran aliados en los partidos del 'orden' de Europa (los conservadores).
En la actualidad, en el caso de América latina los rentistas se han refugiado en el monopolio de las finanzas. Han desaparecido los terratenientes como clase rentista poderosa (con las excepciones que hacen la regla). En el caso de Panamá, la fuente de la renta principal es su posición geográfica. Quien controla la ruta, así como toda la infraestructura que se construye sobre ella, recibe una renta (tributos, peajes, etc.) muy elevada: Los españoles, ingleses, norteamericanos y, ahora, el Estado panameño lo entendieron - y entienden - muy bien.
El Estado es la correlación de fuerzas entre las diferentes clases sociales que definen un territorio como propio. En el caso de Panamá, el Estado es una lucha entre los sectores 'populares' y los sectores 'oligarcas'. Como consecuencia de la invasión militar norteamericana de 1989, el sector 'oligarca' rentista se impuso sobre los demás en el marco del Estado. Esta ventaja, le permite controlar al gobierno panameño y sus diferentes aparatos. Sobre todo el uso de la violencia (Policía, Senafront y otros), la recolección de tributos (MEF), la educación, los medios de comunicación y sus discursos culturales, las finanzas (incluyendo lavado de dinero) y, por supuesto, las rentas que provienen del Canal de Panamá, los puertos y toda la infraestructura restante.
A diferencia de la gran mayoría de los otros países latinoamericanos (o del mundo), en el caso de Panamá las rentas (provenientes de la posición geográfica) constituyen una parte muy importante tanto del total de las riquezas que produce el país como de los ingresos del fisco. A su vez, estas rentas son depositadas en múltiples actividades financieras-especulativas a través de una red bancaria nacional e internacional: construcción, casinos, valores y acciones a futuro y otras áreas grises. 
Estas son las fuentes de riqueza que se apropian los rentistas ‘oligarcas’ panameños a través de su posición de dominación relativa en el Estado, que les permite controlar los gobiernos de turno y los aparatos represivos. Hay que preguntarse, por un lado,¿quiénes son los capitalistas en Panamá? Por otro lado, ¿quiénes son los trabajadores (obreros)? Además, ¿cómo sse inserta Panamá en el sistema capitalista global que considera el Canal de Panamá parte de su red para seguir acumulando riquezas.
Los capitalistas panameños son una fracción de la ‘oligarquía’ que tuvo un proyecto de ‘hegemonía’ a mediados del siglo pasado. En sus luchas con los rentistas lograron apoderarse del gobierno mediante un golpe militar en 1968. El período militar - que se extendió hasta fines de la década de 1980 - fue conflictivo pero se lograron objetivos muy importantes bajo el liderazgo del general Torrijos: la descolonización de Panamá y la entrega del Canal de Panamá por parte de EEUU. Ese período convulso también vio aparecer con mucha fuerza un movimiento popular que apoyó los planteamientos nacionalistas de la ‘burguesía capitalista’ que promovía la creación de un mercado nacional.
La nueva clase obrera panameña le dio un enorme impulso al desarrollo capitalista. Los trabajadores hacían demandas de alimentos, vivienda, transporte, salud y educación. La nueva clase burguesa satisfacía estas demandas - que generaban crecientes ganancias - ampliando la frontera agrícola y produciendo más mercancías para su consumo. Una nueva clase se instalaba en el poder, mediatizada por el poder militar. La burguesía empoderada sumó a las fracciones de los trabajadores en  una alianza ‘populista’.  Al mismo tiempo, la clase obrera hacia nuevas demandas que trascendían lo económico y social. Sus luchas y reivindicaciones cambiaron la correlación de fuerzas. Los trabajadores querían una democracia (participativa).
Las demandas asustaron a la burguesía y, también, a los rentistas. Estos últimos habían sido desplazados del poder político después del golpe militar de 1968. Los rentistas lograron sumar a la alianza de la reacción (‘los asustados’) a EEUU que por diversas razones decidió descartar su pacto de dos décadas con los militares panameños.
La invasión de EEUU les devolvió a los rentistas oligarcas su ‘hegemonía perdida’ que aún conservan en 2015.
10 de septiembre de 2015.

jueves, 3 de septiembre de 2015

La criminalización de la protesta social




Los medios de comunicación siguen censurados en Panamá. Ya llevan dos meses detenidos 10 estudiantes del Instituto Nacional acusados de haber lanzado una bomba molotov causándole serias heridas a un profesor y a una estudiante del plantel de los ‘aguiluchos’. Tres estudiantes están en la Dirección de Investigaciones Judiciales (DIJ) y siete en el Centro de Cumplimiento de Menores de Tocumen. Fueron sacados violentamente de sus hogares por policías, sin mediar prueba alguna, tras los lamentables hechos que se dieron fuera del plantel educativo.
No se informa sobre las investigaciones que las autoridades están realizando. Hay quienes señalan que no hay información porque no se están realizando las averiguaciones de rigor. Los estudiantes ya fueron, aparentemente, sin juicio ni defensa, condenados por las más altas autoridades políticas y los medios de comunicación a su servicio. En el mejor estilo norteamericano, el gobierno declaró como ‘enemigo’ de la seguridad nacional a los estudiantes panameños.
En un comunicado avalado por los familiares, se plantea que “todos los panameños exigen una investigación seria para averiguar quiénes realmente estaban detrás de la acción violenta”. El movimiento estudiantil organizado también está a la espera que se inicien las investigaciones en torno al incidente. Lo acontecido “casi cobra la vida del profesor Arturo Adames, aguilucho de toda la vida, dirigente gremial de la Asociación de Profesores (ASOPROF) y luchador social”.
El comunicado agrega que “arrestar a estudiantes por el delito (no comprobado) de encapucharse y acusarlos de terroristas es una violación flagrante de los derechos humanos y, en la mayoría de estos casos, de los derechos del menor. Algunos de los arrestados participaron, el día anterior a los hechos, en una conferencia de prensa realizada por el Frente Estudiantil Revolucionario (FER-29) denunciando el video de los “encapuchados”. El video fue circulado ampliamente por los medios de comunicación. Algunos estudiantes fueron arrestados por el solo hecho de albergar en sus computadoras o teléfonos móviles dicho video. Han transcurrido dos meses y los estudiantes, sin existir prueba alguna, ni haber sido investigados, ni sancionados por comisión de disciplina del colegio, siguen detenidos. “Sus padres viven una situación angustiosa. Solo pueden ver a sus hijos una vez cada quince días, esposados de manos y pies”.
Los medios de comunicación los condenaron y los presentaron como “terroristas”. En una campaña de manipulación, despertaron la ira y las bajas pasiones de una parte de la población. En el caso de los mayores de edad puede significar una pena de 30 años de prisión y, en el de los menores, 12 años.
Hay quienes señalan que los jóvenes están en prisión por decisión del presidente de la República. En un intercambio por las redes sociales la señora del primer mandatario dijo que tenía acceso a los expedientes fiscales y que los jóvenes están encarcelados porque  “amenazaron de muerte al padre de mis hijos”. La primera dama tiene sus opiniones y deben respetarse. Pero no hay motivo para que las autoridades no realicen las investigaciones sobre el caso. ¿Son los estudiantes detenidos los autores del video mencionado? ¿Puede calificarse la producción de videos, escritos periodísticos o programas radiales como terroristas?
El comunicado agrega que “pareciera que con esta campaña contra los estudiantes, se pretende ocultar la incompetencia de las autoridades en atender los graves problemas que padece la educación, el estado deplorable en que se encuentran las escuelas públicas y la política sistemática de prohibir el derecho de los estudiantes a organizarse”.
La política contra los institutores no es un hecho aislado.  Se inscribe dentro de una política general de criminalización de la protesta social. Hay 10 institutores detenidos y otros 8 estudiantes universitarios con medidas cautelares por cerrar una calle. Todos fueron arrestados sin prueba alguna solo para cumplir con las amenazas previas del gobierno.  Igual ocurrió en Colón cuando  unidades armadas aeronavales se introdujeron en el Centro Regional Universitario en medio de las protestas estudiantiles.
El comunicado señala que el “daño está hecho y habrá que ayudar a los jóvenes encarcelados a superar el trauma causado por la intolerancia de los que nos gobiernan.  También se requiere solidaridad para el profesor Adames y la estudiante, víctimas de serias quemaduras”. 
No hay que convertir a los estudiantes que protestan en los responsables de los males causados por los políticos corruptos. El comunicado cierra con palabras contundentes: “El futuro es incierto, porque el que siembra vientos, cosecha tempestades”.
3 de septiembre de 2015.