En la polis griega el ciudadano era el propietario agrícola.
El comerciante, el trabajador y el esclavo no eran ciudadanos. Estas tres
clases representaban el 90 por ciento de la población. Los terratenientes sólo el
10 por ciento. El cincuenta por ciento de los propietarios – que eran mujeres -
tampoco tenía derechos ciudadanos. De tal manera, que una pequeña minoría de
sólo el 5 por ciento de la población adulta era ciudadana. ¿Cuáles eran los
derechos de los ciudadanos griegos? Establecer todas las reglas que definían
las relaciones entre los miembros de la sociedad: Entre amo y esclavo, entre
patrón y trabajador, entre productores y comerciantes y, muy importante, entre
hombres y mujeres.
Esta organización no la inventaron los griegos. Usamos el
ejemplo griego por el hecho de que los romanos lo adoptaron y adaptaron y la
legaron a las sociedades emergentes de Europa occidental, hace poco más de mil
años. Los europeos, a su vez, definieron la función de las ciudades americanas
después de la conquista y sentaron las bases de la urbe moderna. Estoy hablando
sobre el impacto que tuvo el desarrollo capitalista sobre “nuestras ideas” en
lo concerniente a lo urbano. En la actualidad, la ciudad que conocemos a lo
largo y ancho del mundo moderno está subordinada a las reglas capitalistas
asociadas con la acumulación. A partir de la “revolución industrial” las
ciudades fueron transformadas o, en algunos casos, fundadas para promover la
acumulación capitalista sin descanso, sólo sujeto a interrupciones cíclicas.
El templo que acogía la religión – literalmente – fue
expulsado del núcleo central de la urbe (ver Washington y la misma ciudad de
Colón). En su lugar apareció el nervio asociado con los negocios. En la
actualidad, es común escuchar: ¿para qué se quiere una plaza pública si tenemos
el centro comercial, el mall?
El capitalismo emerge armado con una ideología liberal para
derrotar a las fuerzas precapitalistas que tenían como base nociones
sobrenaturales (religión) sobre la existencia social (humana) que legitimaba la
dominación de una clase propietaria terrateniente. La ciudad liberal se
convirtió en campeona del libre comercio, la libertad de pensamiento mercantil y
de la autorregulación.
El ciudadano de la ciudad moderna es el capitalista. El
capitalista es aquel que se apropia de la acumulación incesante de capital. El
capital es una relación entre propiedad y trabajo que crea riqueza. Los
trabajadores representan el 90 por ciento de la población y los capitalistas menos
del 10 por ciento restante. La mujer tiende a contribuir, en forma creciente
aunque en forma indirecta y limitada, a la acumulación capitalista
¿Cuáles son los derechos de los ciudadanos capitalistas?
Establecer todas las reglas que definen las relaciones entre los miembros de la
sociedad: Entre capitalista y obrero, entre capitalista y rentista, entre
capitalista y comerciante, entre patrón y trabajador y, todavía, entre hombres
y mujeres. Esta correlación de fuerzas entre las distintas clases sociales es
lo que se llama el Estado. Es el aparato que ejecuta políticas y conserva el
orden mediante el control social y la violencia.
Hay tres contradicciones que caracterizan a las ciudades que
forman una red en el sistema mundo capitalista actual. En primer lugar, la
contradicciones entre producción y consumo, que se expresa mediante la distribución
desigual creciente de la riqueza y la corrupción. Segundo, la contradicción
ecológica y la destrucción del medio, que pone en peligro los recursos del
planeta y la sobrevivencia de la especie humana.
Tercero, la contradicción política que descansa sobre una
propuesta de democracia restringida a la participación de sólo el 10 por ciento
de la población (que se apropia del derecho ciudadano). Las contradicciones
entre producción y consumo, pasando por la distribución desigual de la riqueza,
tienden a agudizarse con el empobrecimiento de los agentes de la producción.
La ciudad de Panamá, como todas las ciudades sin plan de
desarrollo o visión de futuro, es un ‘monstruo’ que crece sin dirección
devorando todo lo que encuentra en su camino. Está al servicio de la
acumulación capitalista ‘salvaje’ que no respeta naturaleza ni seres humanos y
que pronto acabará con sus propios ciudadanos. La única salvación parece ser
que los panameños subordinemos el crecimiento (económico) capitalista a los
intereses de la población. Hay que administrar los recursos de la ciudad para
beneficio de todos y no sólo para una pequeña casta que se cree que son los
únicos ciudadanos.
27 de agosto de 2015.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario