Una de las
limitaciones más sentidas en Panamá es la falta de una política de desarrollo
científico. Hace 20 años el gobierno
nacional creó la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
(SENACYT) que ha contribuido en forma significativa a llenar este vacío. Sin
embargo, las políticas que se impulsan parecieran no dar los resultados esperados
por ser muy débiles y, en gran parte, orientadas en la dirección equivocada.
Antes de continuar, hay que preguntarse
– como país – ¿para qué sirve la ciencia? Mi respuesta la daría a tres niveles:
En primer lugar, para contribuir a la calidad de vida de los panameños. A vivir
con dignidad. En segundo lugar, la ciencia nos permite formar un tipo de hombre
y mujer con pensamiento crítico, capaz de darle respuesta a los problemas más
sentidos del país. En tercer lugar, el desarrollo de la ciencia y la tecnología
le permitiría al país multiplicar su capacidad productiva. Sobre todo, en las
áreas agropecuaria, industrial, logística, así como urbanística, de salubridad
y social.
En una carta enviada por la Asociación
Panameña para el Avance de la Ciencia (APANAC) a los candidatos a la
Presidencia de la República el año pasado, esta organización le planteaba, a
cada uno, los retos que enfrenta el país para impulsar la ciencia. A su vez,
presentaba opciones de acción para elevar el nivel científico (promover el
pensamiento crítico) de nuestra juventud.
APANAC sostiene que se debe
fortalecer el funcionamiento de las instituciones asociadas con la ciencia y
mejorar significativamente la educación, así como los sistemas de investigación
e innovación, los cuales son fundamentales para que Panamá mejore su
competitividad. Agrega
que la ciencia es
indispensable para impulsar la economía del país “a un nivel similar al
desarrollo de los países líderes del mundo (y) crear empresas que compitan a
nivel mundial... Para lograr (este objetivo) y alcanzar un mayor índice de bienestar y
desarrollo humano hay que alcanzar una capacidad científica y tecnológica nacional de
excelencia”.
El grupo de científicos panameños llaman
la atención al hecho de que el gobierno panameño apenas le dedica el 0.3 por
ciento del presupuesto nacional a la investigación científica ($60 millones).
Propone que esta cantidad se duplique a corto plazo para alcanzar el 0.6 por
ciento del presupuesto ($120 millones). APANAC hace énfasis en la educación formal
tipo universitaria y otras. Hay que invertir en la formación de
científicos. Estamos totalmente de
acuerdo.
Señala 4 objetivos:
1.
Dar una nueva y auténtica prioridad a la
ciencia.
2.
Fortalecer el recurso humano en ciencia
y tecnología.
3.
Establecer principios
rectores de la investigación científica.
4.
Hacer los esfuerzos que sean necesarios
para tener una educación de calidad a todos los niveles.
Sin embargo, la ciencia no se puede
limitar a las paredes de las academias. Es indispensable que una política de
promoción de la ciencia (como herramienta y método de trabajo e investigación)
desborde las aulas y se integre a todos los niveles del país. Es decir, el
proyecto científico tiene que ser nacional. Todas las industrias,
agroindustrias, campos, empresas logísticas, centros de salud deben tener sus
planes de investigación científica. Las entidades gubernamentales deben ser
‘laboratorios’ de investigación (como en los “países líderes del mundo”). El
proyecto también tiene que afincarse en las comunidades y en los hogares.
Los gobiernos de turno tienen que
incluir en sus presupuestos – que respondan a un plan de desarrollo nacional
integral – instancias de investigación científica. Esta política tiene un alto
costo. Hay que reciclar a los mandos políticos y empresariales. ¿Estaría
dispuesto el presidente Varela – un ingeniero de formación y empresario
agro-industrial – a gobernar con un criterio científico?
¿Le daría a un equipo de científicos la
responsabilidad de resolver el problema del conflicto con el pueblo gnobe que
no quiere una represa en Barro Blanco, los humedales de Juan Díaz o el
creciente crimen organizado en el área metropolitana de la ciudad de Panamá?
¿Sería el presidente capaz de formar un gabinete científico como manda la ley
que creó SENACYT?
Los políticos que diseñan el presupuesto
pueden responder que Panamá no tiene el personal calificado. Entonces hay que
formarlos con urgencia para lo cual se necesitan recursos. APANAC ha planteado
con claridad cual es el reto y cual es la meta en el campo de la ciencia. Ahora
le toca al gobierno – que maneja el presupuesto nacional - a moverse
rapidamente y dar los pasos necesarios.
6 de agosto de 2015.
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