jueves, 12 de febrero de 2015

La Línea 2 del Metro no puede ser otro Carnaval



Se anunció que hoy se abren las ofertas para la construcción de la segunda línea del Metro de la ciudad de Panamá. Con los antecedentes de la primera línea inaugurada en 2014, circulan sospechas en torno a la transparencia de la nueva iniciativa cuya construcción demorará unos cuatro años (2015-2019).

La línea 1 del Metro fue plagada de sobrecostos. Su presupuesto inicial en 2010 rondaba cerca de los 1.45 mil millones de dólares y terminó costando más de 2 mil millones. El cálculo de la nueva línea es 2 mil millones de dólares. La línea conectará el populoso distrito de San Miguelito con la zona de rápido crecimiento en el este del área metropolitana de la capital panameña (de Pedregal a Pacora). Tendrá una extensión de 22 kilómetros y 16 estaciones.
El gobierno actual no ha comenzado a construir la nueva vía metropolitana y ya se presentan diferentes problemas de carácter financiero, de viabilidad y de desarrollo urbano. La obra presenta un número plural de oportunidades que le permitirá a los especuladores saciar sus apetitos para hacer ganancias extraordinarias. Algo parecido a lo hecho por el gobierno que presidió Ricardo Martinelli en el período 2009-2014.
En lo relacionado al financiamiento de la construcción, se procederá bajo la modalidad nada transparente de ‘llave en mano’. Los proponentes irán a la licitación por mejor valor, con evaluación separada, sin conocer el precio de referencia establecido por el Estado. Según un diario de la localidad, esta situación “va en contra de las prácticas de transparencia en la contratación de proyectos de inversión pública”. La modalidad, además, se combina con el hecho de que el precio de referencia no es dado a conocer por el gobierno. El Ministerio de la Presidencia supuestamente tendrá el precio estimado de la obra “en un sobre sellado en una bóveda del Banco Nacional”.
Hoy se presentarán tres consorcios formadas por 7 empresas extranjeras: Hay tres españolas, dos chinas, una brasileña y otra mexicana.  En primer lugar, el consorcio formado por la brasileña Norberto Odebrecht y la española FCC –que en 2010 se adjudicó el contrato para la primera línea. Segundo, el grupo integrado por la mexicana Ingenieros Civiles Asociados (ICA) con la española Actividades de Construcción y Servicios (ACS). Finalmente, el grupo China Harbour Engineering and Construction Company con China Railway y la española Insolux Corsan.
La experiencia panameña señala que hay que tener mucho cuidado con estas empresas. Todas son arrogantes en su trato y están acostumbradas a corromper a los funcionarios públicos. Ver los ejemplos de las carreteras, represas, ampliación del Canal y otras tantas obras emprendidas por Panamá en la última década.
En lo relacionado con la viabilidad, la ruta de la línea 2 parece seguir la lógica del sendero campesino. Es decir, continuar por el camino trazado por varias generaciones anteriores. Las críticas más comunes se refieren al hecho que la nueva línea de Metro - que se construirá sobre la superficie – destruirá las carreteras que fueron ampliadas recientemente a ‘sobrecostos’ millonarios.
Además, no contempla enlaces con otras vías que puedan facilitar el viaje a los pasajeros. Quizás la peor parte del diseño es que la línea 2 empata con la línea 1 en el centro del distrito de San Miguelito donde se creará un enjambre de proporciones incalculables.
Por último, los ingenieros que idearon la propuesta – tanto la línea 1 como la línea 2 – sólo contemplaron las ganancias que arrojan a favor de los empresarios involucrados en la aventura especulativa. En el caso de la línea 2 que une, mediante una vía de 22 kilómetros, toda la extensión oriental de la capital panameña (500,000 habitantes) no se contempló un plan de desarrollo urbano ni la calidad de vida de la población.
La línea del Metro tiene que contemplar el ordenamiento territorial de un sector de la ciudad cuya población está creciendo a tasas anuales que superan el 15 por ciento. En la próxima década se puede calcular que tendrá más de un millón de habitantes. En la actualidad, en la zona los ‘desarrollistas’ imponen la ley de la ‘selva’, sin organización de tipo alguno, donde los ríos son desviados causando inundaciones y los manglares que corren a orillas del mar son arrancados de sus lechos.
La Línea 2 del Metro puede seguir la ruta del Carnaval o contribuir al desarrollo de la ciudad y sus trabajadores. Hay que escoger.
12 de febrero de 2015.



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