Se anunció que hoy se abren las ofertas para la construcción de la segunda línea del Metro de la ciudad de Panamá. Con los antecedentes de la primera línea inaugurada en 2014, circulan sospechas en torno a la transparencia de la nueva iniciativa cuya construcción demorará unos cuatro años (2015-2019).
La línea 1 del Metro fue plagada de sobrecostos. Su
presupuesto inicial en 2010 rondaba cerca de los 1.45 mil millones de dólares y
terminó costando más de 2 mil millones. El cálculo de la nueva línea es 2 mil
millones de dólares. La línea conectará el populoso distrito de San Miguelito
con la zona de rápido crecimiento en el este del área metropolitana de la
capital panameña (de Pedregal a Pacora). Tendrá una extensión de 22 kilómetros
y 16 estaciones.
El gobierno actual no ha comenzado a construir la nueva vía
metropolitana y ya se presentan diferentes problemas de carácter financiero, de
viabilidad y de desarrollo urbano. La obra presenta un número plural de
oportunidades que le permitirá a los especuladores saciar sus apetitos para
hacer ganancias extraordinarias. Algo parecido a lo hecho por el gobierno que
presidió Ricardo Martinelli en el período 2009-2014.
En lo relacionado al financiamiento de la construcción, se
procederá bajo la modalidad nada transparente de ‘llave en mano’. Los
proponentes irán a la licitación por mejor valor, con evaluación separada, sin
conocer el precio de referencia establecido por el Estado. Según un diario de
la localidad, esta situación “va en contra de las prácticas de transparencia en
la contratación de proyectos de inversión pública”. La modalidad, además, se
combina con el hecho de que el precio de referencia no es dado a conocer por el
gobierno. El Ministerio de la Presidencia supuestamente tendrá el precio
estimado de la obra “en un sobre sellado en una bóveda del Banco Nacional”.
Hoy se presentarán tres consorcios formadas por 7 empresas
extranjeras: Hay tres españolas, dos chinas, una brasileña y otra
mexicana. En primer lugar, el consorcio
formado por la brasileña Norberto Odebrecht y la española FCC –que en 2010 se
adjudicó el contrato para la primera línea. Segundo, el grupo integrado por la
mexicana Ingenieros Civiles Asociados (ICA) con la española Actividades de
Construcción y Servicios (ACS). Finalmente, el grupo China Harbour Engineering
and Construction Company con China Railway y la española Insolux Corsan.
La experiencia panameña señala que hay que tener mucho
cuidado con estas empresas. Todas son arrogantes en su trato y están
acostumbradas a corromper a los funcionarios públicos. Ver los ejemplos de las
carreteras, represas, ampliación del Canal y otras tantas obras emprendidas por
Panamá en la última década.
En lo relacionado con la viabilidad, la ruta de la línea 2
parece seguir la lógica del sendero campesino. Es decir, continuar por el
camino trazado por varias generaciones anteriores. Las críticas más comunes se
refieren al hecho que la nueva línea de Metro - que se construirá sobre la
superficie – destruirá las carreteras que fueron ampliadas recientemente a
‘sobrecostos’ millonarios.
Además, no contempla enlaces con otras vías que puedan
facilitar el viaje a los pasajeros. Quizás la peor parte del diseño es que la
línea 2 empata con la línea 1 en el centro del distrito de San Miguelito donde
se creará un enjambre de proporciones incalculables.
Por último, los ingenieros que idearon la propuesta – tanto
la línea 1 como la línea 2 – sólo contemplaron las ganancias que arrojan a
favor de los empresarios involucrados en la aventura especulativa. En el caso
de la línea 2 que une, mediante una vía de 22 kilómetros, toda la extensión
oriental de la capital panameña (500,000 habitantes) no se contempló un plan de
desarrollo urbano ni la calidad de vida de la población.
La línea del Metro tiene que contemplar el ordenamiento
territorial de un sector de la ciudad cuya población está creciendo a tasas
anuales que superan el 15 por ciento. En la próxima década se puede calcular
que tendrá más de un millón de habitantes. En la actualidad, en la zona los
‘desarrollistas’ imponen la ley de la ‘selva’, sin organización de tipo alguno,
donde los ríos son desviados causando inundaciones y los manglares que corren a
orillas del mar son arrancados de sus lechos.
La Línea 2 del Metro puede seguir la ruta del Carnaval o
contribuir al desarrollo de la ciudad y sus trabajadores. Hay que escoger.
12
de febrero de 2015.
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