La justicia es ciega… dicen. Así se presenta la dama en su
elegante túnica. Es la expresión ideal de las relaciones sociales que se
levantó de las cenizas de la Revolución francesa hace más de dos siglos. En
Panamá los medios de comunicación descubrieron que la justicia no es ciega. La
justicia en el Istmo es ‘selectiva’ proclaman los titulares de los diarios y
los noticieros televisivos y radiales.
¿Qué quiere decir el periodista o comentarista panameño
cuando dice que la justicia es ‘selectiva’? Es un eufemismo para no decir que
la justicia es clasista. Cuando se dice que algo es clasista se está haciendo
alusión a una manera de clasificar. En las ciencias sociales hay varias teorías
que se refieren a las formas de encasillar a la gente y a los grupos en clases.
Todas se refieren a las desigualdades sociales que
caracterizan a las sociedades. Por ejemplo, hay clases altas y clases bajas (de
paso también hay clases medias). Hay ricos y hay pobres. Explotadores y
explotados. En este sentido se puede decir que hay una justicia para la clase
alta, rica y explotadora. A su vez, hay otra justicia para la clase baja, pobre
y explotada.
Esta regla se aplica en todas las sociedades actualmente
existentes en el mundo, con muy pocas excepciones. En algunos países la
clasificación es complementada por distinciones culturales/étnicas. Un buen
ejemplo es EEUU. Otros casos se refieren a la discriminación religiosa. También
hay países en que la justicia clasista se enfrenta a barreras nacionales.
Con motivo de la extraordinaria movilización reciente del
Ministerio Público que persigue en Panamá a un gran número de personas acusadas
de delitos contra el tesoro nacional, ha surgido la preocupación de que los
fiscales en sus investigaciones están aplicando la ‘justicia selectiva’.
Actualmente, hay varios ex-ministros, directores y jefes de oficinas públicas
que han sido privados de su libertad bajo sospecha de desviar recursos de todos
los panameños a sus cuentas bancarias personales. Hay incluso otra cantidad de
funcionarios aún más grande que corren el peligro de ser enviados a la cárcel.
Entre ellos, el ex –presidente Ricardo Martinelli ocupa un lugar destacado en
la lista de candidatos para ser investigado y procesado.
Los medios dicen que en Panamá los funcionarios y empresarios
detenidos por delitos responden a cuatro clases sociales. Para llegar a esa
conclusión afirman que cada clase de detenidos cuenta con ciertos privilegios
que va con su rango de alto/bajo, rico/pobre y/o explotador/explotado.
Los miembros de la clase más alta que son detenidos, para
desarrollar más investigaciones, son recluidos en instalaciones del Ministerio
de Seguridad Pública/Policía Nacional. Reciben apartamentos que pertenecen a
los comisionados (coroneles) de la fuerza pública. En estas instalaciones
tienen acceso a todas las comodidades tanto de las instalaciones como más allá
de las murallas. Las visitas son rutinarias.
Los sectores medios altos de los detenidos son recluidos en
instalaciones de la Dirección de Investigaciones Judiciales (DIJ), del
Ministerio Público. Las comodidades del detenido son satisfactorias, pero
limitadas por el espacio relativamente restringido. Además, los contactos
personales con el mundo externo también son menores.
Una fracción de los detenidos acusados son personas de
extracción media y son enviados a la cárcel El Renacer, antiguo centro
penitenciario que administraban los norteamericanos en la Zona del Canal. En
este lugar se encuentra preso, desde hace varios años, el general Manuel A.
Noriega quien ocupa un pequeño apartamento sin mayores comodidades. El Renacer
es administrado por el Ministerio de Gobierno. En el proceso que el Ministerio
Público encabeza contra los acusados de delitos contra el fisco, todo indica
que no hay personas de la llamada clase baja (de extracción popular). El
sistema penitenciario panameño está bien reglamentado. Sin embargo, no se
cumplen las reglas y los estudios realizados sobre las cárceles arrojan altos
niveles de corrupción.
La Joyita tiene una población cercana a los 10 mil detenidos
en un área construida para menos de la mitad. Los detenidos para dormir ocupan
celdas (10 o 12 a la vez), pasillos y baños. En su interior se pueden comprar
armas y cualquier otro tipo de mercancía. Ninguno de los acusados por delitos
contra el fisco se encuentra en La Joyita.
Un comentarista se preguntó si ¿para evitar ir preso hay que
robar mucho para pagar la fianza? La justicia panameña tiene los ojos muy
abiertos y la bolsa lista para recibir pagos.
21 de mayo de 2015.
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